Estudio para una apoteosis de los ángeles caídos
Si volvemos a vernos, llámame Gween

Nota biográfica

Germán Sánchez Espeso

Germán Sánchez Espeso nació el 22 de enero de 1940 en Pamplona (Navarra). Cursó estudios de bachillerato y de acceso a la universidad en el colegio de los Jesuitas de Pamplona, en cuya orden ingresó en 1957. Estudió Literatura Clásica Griega y Latina en Veruela, Zaragoza. En 1961 se trasladó a la Facultad de Filosofía de Loyola, Guipúzcoa, donde se licenció en Filosofía con su tesis "Arte, artes y cine".

De 1964 a 1968 estudió Cinematografía en la Universidad de Valladolid, asistió a los ciclos de cine clásico de la Filmoteca Francesa, en París, y obtuvo el título de Realizador de Televisión en los estudios de Prado del Rey en Madrid. Fue profesor de literatura en el colegio de los Jesuitas en Tudela, Navarra, y, tras estudiar dos cursos de Teología en las Universidades Oña y Deusto, abandonó sus creencias religiosas.

En 1968 se trasladó a Madrid, donde trabajó como director de cine publicitario. Recorrió gran parte de Europa, incluidos los entonces prohibidos países comunistas (Checoslovaquia, Alemania Oriental, Polonia, Hungría y la Unión Soviética); los países del Magreb; Egipto, Jordania, casi la totalidad de países de Sudamérica y varios de Asia, como Pakistán, Nepal e India.

Fue iniciado en el yoga tántrico por Kalian Sivanada, maestro de la dinastía tántrica del Brahman Gotra, con sede en Jaipur, India, y, en la actualidad, es asiduo practicante de Hun Yuan Tai Chi Chuan, según el estilo chen del maestro Feng Zhi Quiang.

Residió en Estados Unidos como miembro del International Writing Program de la Universidad de Iowa. Trabajó para la editorial McGraw–Hill de Nueva York, y aprovechó la proximidad continental para conocer México y Puerto Rico. Ha publicado dieciséis novelas, entre las que destaca "Narciso" con la que obtuvo el Premio Nadal en 1978, dos libros de relatos, uno de ensayo y otro de poemas, y ha colaborado en numerosas revistas y periódicos.

Actualmente vive en Madrid, donde sigue escribiendo y publicando. Combina el género novelístico con el ensayo, "Clítoris" (2017), y con la poesía, "La rana en el nenúfar" (2016). Sus dos últimas novelas editadas, "Si volvemos a vernos, llámame Gwen" (2019) y "Estudio para una apoteosis de los ángeles caídos" (2020), son una muestra más de su particular originalidad, atrevimiento y humor.

  • Los humanos se creen reyes
    de apetitos y de ardores,
    igual que se creen señores
    de los arados los bueyes.
    La rana en el nenúfar
  • No le exijas nada más
    al espejo, si te irrita:
    exactamente te quita
    justo lo que no le das.
    La rana en el nenúfar
  • En manejar la pesada
    cada cual anda muy ducho:
    lo que uno da, vale mucho,
    y lo que recibe, nada.
    La rana en el nenúfar
  • La sonrisa más sincera
    del reidor es risible;
    muestra la parte visible
    de su horrible calavera.
    La rana en el nenúfar
  • Sólo hay dos cosas sencillas
    que a nadie nunca han mentido:
    de la vida, el recorrido;
    del reloj, las manecillas.
    La rana en el nenúfar
  • Las verdades son eternas
    en cines, en dormitorios,
    prostíbulos, velatorios,
    en púlpitos y en tabernas.
    La rana en el nenúfar
  • Para las vidas más perras
    habrá un arreglo bonito:
    cuando caiga un meteorito
    ¡final de todas las guerras!
    La rana en el nenúfar
  • El amor es un invento
    de una niña envuelta en tul
    que espera un príncipe azul
    que sólo habita en un cuento.
    La rana en el nenúfar
  • Es de mucha utilidad
    tener siempre un buen amigo,
    pero sólo tu enemigo
    te va a decir la verdad.
    La rana en el nenúfar
  • Si observas al hombre, pronto
    has de ver lo nunca visto:
    mentira que engaña al listo
    y verdad que engaña al tonto.
    La rana en el nenúfar
  • Tendrás que oír al más fuerte:
    “Pues tu vida es mi alimento,
    no sabes cuánto lo siento,
    pero ahora debo comerte”.
    La rana en el nenúfar
  • Sólo hay un camino cierto
    de alcanzar la perfección:
    poner toda la ilusión
    en barrer todo el desierto.
    La rana en el nenúfar
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